Hoy en clase de castellano hemos hecho el debate que llevábamos unas clases preparando. Nos hemos dividido en cuatro grupos para hacer dos debates individuales: uno sobre la legalización del canabis (un equipo a favor y otro en contra) y otro a favor o en contra de la Monarquía española. También teníamos que repartirnos cargos dentro del grupo: un capitán, encargado de aportar información a su equipo durante el debate; los refutadores, encargados de argumentar y contraargumentar; el que presenta la introducción del tema al principio del debate, y el que apunta las conclusiones durante el mismo para luego exponerlas al final. A mi grupo (Mar, Louis y Sheila) le tocaba estar en contra de la Monarquía, así que durante las clases de castellano anteriores a esta nos encargamos de informarnos. Algunos argumentos que teníamos eran los siguientes:

  • Es una forma de gobierno no democrática, ya que el cargo no depende de lo que el pueblo quiere o de la capacidad del gobernante, sino que se hereda (esto no podría considerarse aceptable en pleno siglo XXI).
  • Muchísimo dinero del estado va a parar a necesidades de la Familia Real, como por ejemplo el mantenimiento de sus jardines o fiestas privadas de las cuales no se conoce la causa.
  • También hemos dado ejemplos numéricos de datos relacionados con los puntos anterriores (sobre todo en cantidad de dinero y la fecha de gasto del mismo).
  • Además hemos explicado dos “historias”: cómo el rapero Baltonic fue sancionado a tres años y medio de prisión por escribir un rap expresando su opinión en contra de la Monarquía española, y cómo Francisco Franco encubrió la supestamente accidental muerte de Alfonso de Borbón causada por su hermano Juan Carlos de Borbón.

Nuestro debate en general ha ido bien, pero mi grupo tuvo un inconveniente: además de ser el único grupo con cuatro personas de toda la clase (teniendo los otros grupos cinco integrantes), Sheila no ha venido hoy, así que éramos un grupo de tres personas debatiendo contra uno de cinco.

Me ha gustado mucho esta actividad, sobre todo porque me sentía preparada para argumentar, contraargumentar y responder a todas las preguntas (o casi todas).